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La Abuelita, Episodio 5, Temporada 2

Ante el silenciamiento sistemático de relatos de la otredad, Josephine canta desde el ombligo y con la convicción de que todes tienen el derecho a narrar(se). Ella es pianista y vocalista de Aguas Ardientes, la irreverente banda musical integrada también por Pepa Lopera, Tao Gómez y Sebastián Portilla, y conspirada junto a su hermano y cómplice creativo Javier Fernández.

Desafía junto a ella la cisnormatividad y acentúa el ritmo hacia una sociedad donde las personas con identidades de género diversas tengan todas las garantías para vibrar alto y dignamente.

EPISODIO 5, TEMPORADA 2
PUBLICADO EL 18/08/2024

Créditos

PRODUCCIÓN
A Todo Pulmón
 
DIRECCIÓN
Juan David Rangel Gil
 
ASESORÍA DE GÉNERO
Susan Lorena Sarmiento Alayón
 
INVESTIGACIÓN, GUIÓN, PRODUCCIÓN SONORA Y MONTAJE 
Gilmer Leandro Barrios Sánchez
 
EDICIÓN Y VERIFICACIÓN DE DATOS 
Juan David Rangel Gil
 
MÚSICA
Stefanny Quintero Arévalo, Brayan Andrés Ramírez Palomino, Alejandra Caicedo García, Fernando Mina y Majagua Ensamble
 
MEZCLA Y MASTERIZACIÓN
Brayan Andrés Ramírez Palomino
 
ILUSTRACIÓN
Féminas Ilustradas
 
REFLEXIONES FINALES
Adaptación de “Redes de Cuidado: Revoluciones Invisibles para una Vida Vivible”, de la Colectiva Etinerancias de Brasil

Transcripción

[Alejandra “La Abuelita” Caicedo García]: Mi mamá pasó buen trabajo con nosotros, pero ya grandecitos uno le ayudaba mucho, mucho. En la casa, en la finca. Entonces los más grandecitos, que ya podíamos hacer algo, nos íbamos con la mamá al monte. Cada quien con su machetico. Mi mamá y nosotros con su machete ahí atrás de ella.

[Juan David Rangel Gil]: Esto es Un Canto al Paso. Segunda temporada: Historias sonoras de música del cuidado. Soy Juan David Rangel Gil. En el episodio de hoy conoceremos a Alejandra Caicedo García, una mayora, sabedora del uso de la medicina tradicional y cantora del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí en Buenaventura.

[Fragmento musical, canción “Un Canto al Paso”]: Llevamos un canto al paso. Esa es nuestra bandera.

[Juan David]: En su territorio la conocen como “La Abuelita”. Así la comenzaron a llamar sus nietos y luego otros niños y otras niñas. Cuando menos pensó hasta personas jóvenes y adultas, mejor dicho todo el pueblo, ya no la llamaban por su nombre. Su niñez y juventud estuvieron sonorizadas por la memoria oral de los cantos de los y las obreras mientras desmalezaban el monte para el labrado de la tierra.

[Fragmento musical, canción “Mañana me voy de aquí”]: Mañana me voy de aquí. “Ajom”. “Ujum”.

[La Abuelita]: De que era el bajón pues, del machete.

[Fragmento musical, canción “Mañana me voy de aquí”]: Pero tengo de volver. “Ajom”. “Ujum”.

[La Abuelita]: Ese era el son. Y terminaban esos versos y quedaban haciendo “Ajom”, ujum”. Y dándole al machete en el monte. 

[Fragmento musical, canción “Mañana me voy de aquí”]: “Ajom”. “Ujum”. Ujum”. 

[La Abuelita]: Pero a ellos cuando era en coro, porque ellos trabajaban bastante, entonces les salía bonito. Porque el uno echaba el verso y los otros hacían los: “Ujum”. Entonces entre varios sale bien, bien chévere.

[Juan David]: Estos versos que se repetían y se intercalaban con otros versos son memorias narradas desde las entrañas, con las arrugas de las manos y con uñas llenas de tierra; tierra donde emergen cosmovisiones, juntanzas e historias; historias que enraízan a cuerpos y territorios, constantemente amenazados por la enajenación, el despojo y la precarización, para fortalecer la resistencia colectiva; colectiva como identidad y acción recíproca y solidaria por una economía equilibrada con la existencia del todo. 

[La Abuelita]: Sí, el canto es una forma de unión y de sanar. Porque a usted se le muere un familiar pero si usted está solito se siente más triste, y en el momento que vienen los amigos, vienen los paisanos a acompañarlo, no es que por eso usted ya va a dejar la pena a un lado. Sí sigue con su pena y todo, pero en el momento que está rodeado de las personas, usted se siente mejor. Hay nomás un canto…

como el muerto dedicándoselo a uno que está quedando, que dice: 

[Fragmento musical, canción “Aquí llegué”]: Aquí llegué, aquí llegué yo. Aquí llegué, aquí llegué yo. Camina la Virgen pura.

[La Abuelita]: Y ese da como un recuerdo que la persona era buena y le está dedicando eso que ya se murió, que hasta ahí nomás llegó todo lo de él y que hay que seguir de ahí en adelante uno. Con la pena y todo hay que seguir. 

[Música: Aquí llegué – La Abuelita]: Camina la Virgen pura del Valle para el Belén. Aquí llegué yo. Aquí llegué, aquí llegué yo.

[Juan David]: Cantar intencionadamente para acompañar, para ritualizar y para vivir el duelo, porque los cantos son la vida misma. Como cantadora en los ritos mortuorios, La Abuelita asume uno de los tradicionales roles de cuidado dentro de la comunidad sintonizando su voz al latir colectivo y ancestral. No solamente habita y cultiva la cultura. También la interpreta. Hace un tiempo integró un grupo musical de su vereda con el que representó las tradiciones musicales yurumanguireñas en concursos locales, de Buenaventura y de Cali.

[La Abuelita]: Cantores del río se llamaba. Éramos un grupo de mujeres como de 30, pero salíamos en grupos pequeños, no podíamos irnos todos, sino, esta época que nos invitaban salíamos un grupo; la otra fecha iban otras. Entonces nosotros cuando nos invitaban de afuera, como el mes así ensayando, ensayando los cantos que íbamos a llevar a presentar allá. Y siempre nos iba bien porque éramos unas mujeres pilosas en los cantos.

[Juan David]: Varias de las mujeres que conformaban la agrupación ya no están vivas: Aura Teonila, Pacífica, Rósula, Benita. Esta última lideró la creación de los semilleros de música acompañada de La Abuelita y sus compañeras. Así, el legado continúa. 

[La Abuelita]: Teníamos alabados, arrullos de la iglesia, chigualos. Cuando habían esos chigualos muertos, esos niños que morían, entonces arrullo, arrullo. A media noche ya parábamos el bombo y el guasá y hacíamos rueda, como en forma de juego, pero canto. Mientras estábamos jugando, estamos cantando. Ahí sí era ya para la rueda, todas las mujeres íbamos dando vuelta, e íbamos: 

[Fragmento musical, canción “El chocolate”]: El chocolate es un santo. El chocolate es un santo que de rodillas se mueve, que de rodillas se mueve. Con la mano se lo bate, con la mano se lo bate. Mirando al cielo se bebe, mirando al cielo se bebe. Bate que bate mi chocolate. Bate que bate mi chocolate.

[La Abuelita]: Y ahí cuando terminábamos decíamos un verso.

[Fragmento lírico, verso de “El chocolate”]: Ya mi guajo no florece como antes florecía. Ya mi amante no me quiere como antes me quería.

[La Abuelita]: Y ahí otra vez…

[Fragmento musical, canción “El chocolate”]: …El chocolate es un santo. 

[La Abuelita]: Pero corriendito, así como  marchando y bailando.

[Fragmento musical, canción “El chocolate”]: El chocolate es un santo que de rodillas se mueve, que de rodillas se mueve. Con la mano se lo bate, con la mano se lo bate. Mirando al cielo se bebe, mirando al cielo se bebe.

[La Abuelita]: Y así, al rato otra vez empezábamos con las jugas de los chigualos. Como así:

[Fragmento musical, canción “Monito”]:  Monito, ¿qué haces allí? “Señora, bajando guava”. Monito, baja de allá. “Ahora no bajo nada”. Monito, ¿qué haces allá? “Señora, bajando guava”. Monito, baja de allá. “Y ahora no bajo nada”.

[La Abuelita]: Y ahí el bombo… Con el bombo y los guasá le íbamos dando y, ¡qué bonito! Toda esa tradición vieja son muy bonita, bella, bella.

[Juan David]: Los encuentros intergeneracionales favorecen la transmisión de saberes para que las tradiciones permanezcan vivas. Abonan el terreno cultural para que las vivencias colectivas florezcan como fruto de la unidad. 

La sabiduría de La Abuelita revela la relación epistemológica de las mayoras con su entorno y sus formas de atención, protección y cuidado hasta en el más mínimo detalle.

[La Abuelita]: Cuando nosotros estamos en alguna función, nosotros tomamos un curao’ al que le echamos el eucalipto. Entonces, cuando uno se toma como dos o tres poquiticos, la voz le aclara. Y cantamos toda la noche. Toda la noche o todo el día. Cantamos para que la voz no se pierda.

[Juan David]: Una voz que conduce los códigos genéticos de la identidad, maravillosamente relacional y oscilante, desde las raíces hasta las hojas donde se visibiliza, se expresa y se celebra la herencia cultural y artística de la diáspora africana. Una voz que prevalece como testimonio oral de las luchas, las resistencias y las re-existencias del Consejo Comunitario del Río Yurumanguí. 

[Juan David]: Esta comunidad étnico-territorial de donde proviene La Abuelita está conformada por trece veredas. Ella vive en la de San Antonio que está ubicada en la zona media de la cuenca de un río que ha sido testigo y víctima de disputas, amenazas, desplazamientos y masacres por su ubicación estratégica como corredor natural con desembocadura en el océano Pacífico. 

En medio de la crudeza de la guerra, cada que la voz de La Abuelita suena, emergiendo poderosamente desde este territorio bordeado en el sur por el Río Naya y en el norte por el río Cajambre, Yurumanguí reafirma su misión: conservar lo que tiene, defender lo que está en riesgo, recuperar lo perdido, transformar lo que atenta contra la dignidad y el buen vivir, y cuidar lo que tiene valor, empezando por uno mismo y una misma.

[La Abuelita]: El cuidado de mi cuerpo. Tengo que cuidarme. Tengo que cuidarme bien para tener la salud, porque cuando hay salud, hay todo. Porque nosotros los adultos ya sabemos que alguna plantas son buenas para algo. Pongamos, usted tiene un poquito de cólico que aquí le llamamos el aire. Nosotros decimos: aire que se le mete al cuerpo. Entonces nosotros tenemos la menta, tenemos el limoncillo, tenemos la hierbabuena, otra que le dicen la pegorrera, esa yerbita es más buena. Y nosotros hacemos agüita aromática. A veces que le ponemos puntico ’e dulce y punticos de sal y tomamos. Si tenemos algún cólico, le va bajando. Cuando era mi mamá, ella siempre hacía así. Yo también hago aquí por la mañana que me siento rara, el cuerpo un poquito, tomo. Y en eso también uno se va cuidando mucho. 

El limón. Le está doliendo una parte, uno coge, se soba duro con el limón. Ya le coloca poquitos de aceite, aceite de cocina y le va dando, le va dando. Le baja también el dolor. Cosas tradicionales que sabemos porque lo vimos a los viejos que lo hacían. Casi en ese entonces no iban al médico así constante como vamos ahora. Ellos, toda su yerba, su remedio era vegetal. Y se mejoraban rapidito. El rabo ’e zorro, que le dicen “el barba ’e chivo”. Ahora que yo estaba criando mis hijos, yo bajaba, recogía esa hierba, lo amasaba, la cernía bien, le echábamos limón, le dábamos la toma al niño y ya.

[Juan David]: Para La Abuelita, comprender la salud con base en el uso de plantas medicinales hace parte de las prácticas curativas y sanadoras hacia la armonía individual y social. Estas prácticas integran el sistema de tradiciones de los pueblos afrodescendientes que traspasa y se extiende hasta la música.

[La Abuelita]: Pues las tradiciones hay que cuidarlas porque esas son cosas que nos dejaron nuestros ancestros. Yo lo que le digo a los niños es que sigan, que les va bien con su música. A donde quiera que ellos vayan, les va bien con la música tradicional. Que los ancestros lo dejaron a nosotros y nosotros se lo transmitimos a ellos.

[Juan David]: En definitiva, los saberes ancestrales componen la memoria del territorio. Así, al son de tambores y alabaos, la música tradicional resguarda los ritmos, las cadencias y las melodías de narrativas negras encauzadas por la libertad, la paz, el gozo y el cuidado. Conservar el legado étnico-cultural implica que los relevos generacionales se apropien de su patrimonio musical, expandiendo las identidades sonoras que les atraviesan sus propias cosmo-vivencias negras.

[Juan David]: Resultado de las trasmisiones de saberes, en el 2023 el grupo musical Matachindé conformado por jóvenes de Yurumanguí representaron su comunidad en el XXVII Petronio Alvárez, el festival de cultura afro y música del Pacífico más reconocido en Latinoamérica que ese año recibió a 44 agrupaciones de los diferentes territorios de la región Pacífica. En la noche de premiación se presentaron como agrupación finalista con la bendición del agua que caía desde el cielo como conectándoles espiritual y sonoramente con la corriente de su río. Entre miles de pañuelos agitados alegremente en el aire, Matachindé se llevó el ‘Bombo golpeador’, máximo galardón del festival, al ganar el primer puesto en la modalidad de marimba y cantos tradicionales. Fue todo un orgullo para la comunidad y por supuesto, para La Abuelita, porque en cada joven que resguarda las tradiciones, hay la esperanza de mantener una relación respetuosa con la tierra donde no se le trate como objeto de acumulación ni explotación. 

[Fragmento musical, canción “Soy Yurumanguí”]: Soy Yurumanguí, tierra del mejor vivir. Soy Yurumanguí, tierra del mejor vivir.

[Juan David]: El pueblo Yurumanguireño declara su vínculo con la vida, así como lo tiene con las semillas, con el maíz, con los santos, a través de la palabra cantada. Si esta suena en festivales regionales, con mayor razón resuena en fiestas patronales, la Navidad y la Semana Santa. La tradición operando como compás del futuro. En composición de la lideresa, pedagoga y gestora cultural bonaverense Lorena Torres Herrera: “Los negros y negras sabemo’ a conciencia que en nuestras raíces está nuestra esencia. Y si nos arrancan de nuestra cultura, nos vamos derecho pa’ la sepultura”.

[Juan David]: Para rememorar las raíces, ella también diría que sólo basta con escuchar el canto que guarda el vientre mareño de algún caracol. O se puede acudir a las costumbres religiosas que evocan la resistencia simbólica de los pueblos negros en sus altares, rituales, procesiones, cantos y en los versos que preceden esos cantos.

[La Abuelita]: La Virgen iba a Belén, le dio el parto en el camino. Entre la mula y el buey nació el cordero divino.

[Fragmento musical, canción “A Belén”]: A Belén, pastor, a Belén que ha nacido el sol. A Belén, pastor, a Belén que ha nacido el sol. Y a Belén, pastor, a Belén que ha nacido el sol. Corre, corre presuroso, Belén que ha nacido el sol. Yo también voy a Belén. Belén que ha nacido del sol.

[Juan David]: Durante la Semana Santa católica, las veredas de Yurumanguí practican rituales que conmemoran el sacrificio de Jesucristo, algunas desde interpretaciones propias transformadas por el sincretismo. En una en particular, llamada Juntas, se originó la Fiesta de los Manacillos que La Abuelita celebra con fervor.

[La Abuelita]: Lunes y martes se va a buscar la comida. El Miércoles Santo apenas se trabaja hasta mediodía. Ese mediodía es ahí en la casa pa’ partir la leña, para partir los corozos. Se partía. Se guarda’a en un recipiente porque jueves y viernes, la muerte de Jesús. Entonces tenemos que estar tranquilos.

No se podía hacer ruido. Todos nos vamos a la iglesia. Ahí se vienen los cantos de sentimiento. Toda la noche cantando los alabados. Esa noche en el Matachín, que le dicen “Manacillo” pues. Hacen los soldados. Y las ánimas solas: unos hombres que se visten de blanco con una sábana y ellos cargan su latiguito. El que se está durmiendo, ¡plaf!; le da un… con mañita, ¿no? Pa’ despertar a las personas. Que no se duerman. Le dan así, entonces uno se ríe, pero sin alboroto, porque como estamos en la iglesia. Muy bonito, uno toda la noche despierto, porque empieza desde las 7:00 P.M. hasta las 06:00 A.M. en la iglesia. Y él sábado a las 12:00 A.M. es el resucito. Entonces ahí sí ya suenan las campanas, ya nos salimos de la iglesia a dormir, porque el domingo a las 10:00 A.M., el culto. Y después salimos con las procesiones. Y los matachines andan… ellos llevan su canto aparte y nosotros también llevamos lo de nosotros aparte. Y es muy bonito, la fiesta.

[Juan David]: El legado cultural abarca valores cívicos. La Abuelita lo resume en tener un buen comportamiento con las otras personas.

[La Abuelita]: Ser buena persona es bonito. Es muy bonito ser buena persona. Tener cariño con las personas. Tratar los niños, los jóvenes, los adultos. Entonces desde mi niñez yo fui así. A las personas, yo les doy de lo que yo tengo. Dios me manda má’.

[Juan David]: Cuando hay buen trato, la bondad se multiplica atrayendo más buen trato, cariño y buen querer. 

[La Abuelita]: El domingo me voy a rezar, hago la aguapanela, tomo un poquito y me voy… “Ay Dios mío, ¿qué voy a hacer pa’ almuerzo?” Cuando llego… “Abuelita, aquí le mandó mi mamá” Pescado, algo me mandan pa’ darme almuerzo. Entonces ya yo tengo la fe que lo que yo le doy a usted, Dios me lo recompensa más. Más de lo que yo le doy.

[Fragmento musical, canción “Adiós, Tumaco”]: Bonita bahía, bonita de entrada. Bonita bahía, bonita de entrada…

[Juan David]: Esa es la fórmula de la abundancia.

[Fragmento musical, canción “Adiós, Tumaco”]: …Se van los costeños, se van a voltear. Cargadito ‘e ñato, para el mareo…

[La Abuelita]: Cuando estoy lavando los platos, ahí estoy cantando. Estoy cocinando en mi cocina cantando.

[Fragmento musical, canción “Adiós, Tumaco”]: …Adiós nomás, que si me voy no vuelvo más. Adiós, Tumaco, adiós nomás, que si me voy no vuelvo más.

[La Abuelita]: Yo me gusta mucho cantar. Cuando voy bajando con mi canoita en el río, voy cantando.

[Fragmento musical, canción “Adiós, Tumaco”]: Ádios, ádios que me voy, verde cogollo de palma. Ádios, ádios que me voy, verde cogollo de palma. Tú te vas y yo me quedo. Adiós, corazón de mi alma. Tú te vas y yo me quedo. Adiós, corazón de mi alma. Adiós, Tumaco, adiós nomás que si me voy, no vuelvo más. Adiós Tumaco…

[La Abuelita]: Pues dicen: “Ay, va’ vivir solita aquí en tu casa”. Sí, solita pero divertida.

[Fragmento musical, canción “Adiós, Tumaco”]: Del que se va no hablan bien, a mi no me va a gustar. Del que se va no hablan bien, a mi no me va a gustar. Yo voy a dejar mi viaje porque de mí van a hablar. Yo voy a dejar mi viaje porque de mí van a hablar. Adiós, Tumaco, adiós nomás que si me voy no vuelvo más. Adiós Tumaco, adiós nomás que si me voy no vuelvo más.

[Stefanny Quintero Arévalo]: Raramente las mujeres disfrutan de relaciones horizontales, equitativas y recíprocas. Sobre ellas recae, históricamente, el cuidado de todo, de todos y todas. 

La mujer sirve cuando presta cuidados no pagados o mal pagos, no reconocidos, no valorizados. Sirve cuando sirve, entregando su servicio de manera incondicional y sacrificada, como un incuestionable “instinto materno”. La perversidad radica en que, mientras cargan con el mundo a sus espaldas, la gran mayoría de las veces terminan lidiando ellas solas con los abismos sociales, sobre todo en zonas periféricas. Y están igualmente solas frente a la marginalización de las prácticas de cuidado. 

Fueron principalmente las mujeres campesinas, las parteras, las yerberas, las productoras rurales quienes parieron un modelo relacional cooperativo. En la práctica, priorizan el cuidado de la vida con el bienestar de la tierra, acortando así la cadena de explotación de la naturaleza. Este manejo es una forma más de cuidar de sí y de los suyos, lo cual decanta en la articulación de ciertas prácticas de cuidado ancestral que priorizan los saberes naturales, territoriales y políticos con el objetivo de mejorar las condiciones de vida, en su totalidad. 

Por ello acogemos la cooperatividad como un modo de vida que brinda la capacidad de actuar con los elementos que están en nuestras manos, en el entorno, en el ecosistema, desde el río hasta la montaña, cruzando la vida y también la muerte. La cooperación reconoce las relaciones de trabajo desde la tierra y valora las transmisiones y los intercambios de saberes. Se sostiene sobre los pilares de la reciprocidad, la igualdad, la justicia. Se enfoca en las memorias sin explotar ni la tierra ni las personas. 

Aquí termina este episodio de Un Canto al Paso. Soy Stefanny Quintero Arévalo. Las reflexiones finales que les compartí son adaptadas de “Redes de Cuidado: Revoluciones Invisibles para una Vida Vivible”. Una publicación de la Colectiva Etinerâncias de Brasil.

Un canto al paso es producido por A Todo Pulmón y dirigido por Juan David Rangel Gil. La asesoría de género es de Susan Lorena Sarmiento Alayón. Juan David y yo realizamos la entrevista y producción sonora; Gilmer Leandro Barrios Sánchez, la investigación, el guión y el montaje. La ilustración es de Féminas Ilustradas. La musicalización, mezcla y masterización, de Brayan Andrés Ramírez Palomino. Brayan y yo compusimos las canciones originales de este episodio. La mayora Alejandra Caicedo García y Fernando Mina interpretaron las canciones tradicionales y originales que lo ambientan. Agradecimientos especiales a la comunidad étnico-territorial de Yurumanguí. 

Este proyecto participó en el #NewMediaLab 2023 de #NarrarElFuturo: Festival de Cine & Nuevos Medios.

[Fragmento musical, canción “Un Canto al Paso”]: Llevamos un canto al paso. Esa es nuestra bandera. 

[Stefanny]: ¡Gracias por escucharnos!

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